Hay herramientas prácticas para acompañar a un niño con necesidades especiales en una situación de crisis.
La crisis suele darse ante una situación de saturación, sea esta de tipo sensorial o emocional.
La incapacidad de un niño para obtener lo que quiere es un aspecto puramente conductual de un “berrinche”. Los aspectos sensoriales pueden causar situaciones de autoagresión cuando la infancia ya no es relevante. En términos de manejo emocional, la frustración y la ansiedad son dos grandes enemigos del niño con autismo. El reconocimiento de las emociones nos ayudará a evitar que lleguen a situaciones peligrosas. Con estados de ansiedad, exactamente lo mismo, los niveles de ansiedad se acumulan hasta que en cierto punto el niño tiene una crisis, que puede conducir a situaciones de autoagresión.
Recomendaciones
Trata de mantener un ambiente tranquilo y seguro durante la crisis.
Utiliza técnicas de relajación, como la respiración profunda, para ayudar a la persona a calmarse.
Ofrece apoyo emocional y ayuda a la persona a procesar lo que está sucediendo.
Trabaja con un terapeuta o especialista en salud mental para desarrollar estrategias de manejo de crisis específicas para la persona.
Recuerda que cada persona es diferente y puede requerir diferentes enfoques para manejar las crisis, es importante ser flexible y adaptarse a las necesidades individuales.
Consejos
Confortar a la persona. Una persona puede sentirse confundida, agitada, frustrada, abrumada o asustada durante una crisis. No va a ayudar a la situación si le gritas o le pegas. Es más probable que empeore. La persona necesita relajarse durante una crisis. Tenemos que responder con paciencia y cuidado.
Dale un abrazo, un fuerte abrazo te hace sentir más seguro y tranquilo. Un largo abrazo de oso puede hacer que un niño se sienta mejor. No hagas que te abrace. Es angustioso si la persona ya está abrumada. La paz de la mente se verá afectada por la gravedad de la angustia y las necesidades del niño. Una crisis más leve solo puede requerir unos pocos minutos de tiempo de silencio, mientras que una mayor angustia puede requerir 15 minutos o más de recuperación.
Deja que la persona se aparte de la situación. Algunas buenas maneras de ayudar a una persona con autismo a calmarse son dejarla salir al aire libre, retirarse a un rincón para que se relaje o retirarse a su habitación. La duración del tiempo de tranquilidad dependerá de la gravedad de la angustia y las necesidades del niño. Es probable que una crisis más leve requiera solo unos cuantos minutos de tiempo de tranquilidad, mientras que una mayor angustia puede requerir 15 minutos o más de recuperación.
Saber distinguir entre una crisis y un berrinche. Una crisis es una reacción involuntaria al estrés o una necesidad no satisfecha, y la persona con autismo se sentirá avergonzada. Un berrinche se produce con un objetivo en mente (por ejemplo, conseguir más postre). Podemos preguntarnos, ¿El niño está actuando para una audiencia? ¿El niño corre el riesgo de lastimarse? Una persona en crisis carece de autocontrol.
Conclusiones
En conclusión, para manejar una crisis en niños con autismo, es importante reconocer las señales y actuar con comprensión y empatía. Ofrecer un ambiente tranquilo y seguro, apoyo emocional, técnicas de relajación y trabajar con un terapeuta o especialista son algunas de las estrategias recomendadas para ayudar a la persona a calmarse y procesar la situación. Cada niño con autismo es único y puede requerir diferentes enfoques, por lo que es importante ser flexible y adaptarse a las necesidades individuales. Al conocer la diferencia entre una crisis y un berrinche, podemos ayudar a la persona de la manera más adecuada y efectiva. Si estás interesado en conocer más acerca de nuestro trabajo y cómo puedes ayudar, suscríbete a nuestro newsletter y síguenos en nuestras redes sociales. Juntos, podemos hacer una diferencia real en la vida de los niños y ayudarlos a alcanzar su máximo potencial. ¡Aprende más acerca de RIE hoy!
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